Habían pasado ya algunos años y la vida...cómo cambia la vida en unos pocos años.
De pronto Victoria se acordó de un lugar en lo alto de la ciudad al que no había ido nunca. Llevaba un tiempo conociendo a Lucas pero sabía que no debía desperdiciar ninguna idea que tuviese, por muy pronto que fuese.
No le dijo nada, le vendó los ojos y susurró:
-¿Te fías de mi?
- Siempre.
No quería creer en todo lo que él le contaba, hacía un tiempo había ido construyendo un pequeño muro en su interior, aquel muro que intentó derribar con todo su empeño en otro interior años antes.
Arrancó su Fiat 500 blanco de capota granate, por fin se había decidido a sacar el carnet de conducir el otoño pasado, y tomó rumbo a la parte baja de la ciudad.
Ayudó a Lucas a bajarse del coche, el pobre estaba algo mareado y desubicado, pero mostrada una sonrisa entre curiosa y pícara.
Lo dejó unos minutos esperando en el inmenso vestíbulo y pronto después lo tomó de la mano.
Bajaron del ascensor un piso antes del séptimo cielo y por fin habían llegado.
- Escalón, escalón, escalón...
- ¿Intentas empujarme desde lo alto de una azotea?
- Nunca se sabe, ya lo verás- Una suave risa salió del interior de Victoria.
Lucas retiró la venda de sus ojos...
- Impresionante- Sus pupilas se dilataron debido a la ínfima cantidad de luz.
- ¿Te gusta? Siempre quise saber cómo se verían los barcos en el muelle desde aquí.
- ¿Puedo contarte algo?
- Claro, soy toda oídos- y guiñó su ojo derecho.
- Sabía que algún día encontraría a alguien como tú, me sorprendes con algo nuevo cada día, me encanta cuando ríes y sueltas una suave carcajada, que me mires a los ojos cuando hablo, esa forma que tienes de contar historias y hacer que parezca estar en ellas, que te cuelgues de mi cuello cada vez que nos vemos, la manera tan graciosa en la que estornudas...
Victoria enmudeció, nadie la había descrito de aquella forma antes. Siempre había soñado con un hombre como Lucas, atento, decidido, con sueños cumplidos y otros muchos a alcanzar, romántico y pícaro a la vez, que la hiciese reír y lo más importante...que fuese capaz de descubrir y ver en ella lo que no habían conseguido vislumbrar antes.
Simplemente se dejó llevar y ante aquel increíble paisaje, bajo el frío invierno, se besaron...
Al otro lado de la azotea, separados por la cristalera opaca, se encontraban Andrea y Manuel, viviendo un momento semejante. Andrea aún llevaba la venda cubriendo sus ojos claros y nunca quiso deshacerse de ella...
Un pensamiento llegó movido por la suave brisa a dos de aquellas cuatro mentes que se encontraban en lo alto... Dime que tú tampoco te acordaste de mi en esa azotea y sabré que la historia no acabó por no ser el momento adecuado...
Mentiría si dijese que el recuerdo pasa al olvido en una tarde, y miento cuando digo que está soltero mi suspiro.
Hay tantas cosas que no he dicho aún, tantas cajas aún cerradas, tantos silencios mudos...
Me marcho sin quedarme siquiera esta noche, sin llantos ni cumplidos, sin peros ni mañanas; sola con mis maletas de paso, con historias que se cuelgan de bisagras de un pasado oxidado.
Descolocando las coordenadas de mi rumbo, tal vez cruce el gran charco, dando el salto definitivo.
Porque esta vez me calé, el agua mojó todos los resquicios de mi cuerpo, trepando enredaderas que me dejaron sin aliento.
Paseé por los caminos prohibidos del desdén, de saberlo construiría algún puente para atajar los tramos complicados. Tropecé mil veces y otras tantas me levanté, y esta vez permaneceré en pie...
Soy la mota de polvo que en una tarde barriste de un soplido...
soy la inocente niña que convertiste en mujer,
soy las cuerdas de tu guitarra abandonada,
soy el sueño de un futuro sin mañana,
soy la fauna de la selva de tu indecisión, soy el resquicio de tus miedos,
soy el calor del frío de tu cama, soy la silueta en movimiento de tu imaginación,
soy el presente del ayer,
soy la casita de una planta en la que envejecer,
soy la loca que da cuerda a tu interior,
soy el olor de tu habitación,
soy la luz de ese desván desatendido, soy las estrellas de tu techo, soy el vinilo de tu salón,
soy la roca de la noche inicial, soy el faro de la primera vez, soy un álbum de fotos incompleto,
soy la caja donde ordenas tus recuerdos, soy la lágrima que roza tu mejilla,
soy las uñas que liman los placeres de tu dorso, soy el hueco en el canto de mis labios,
soy las pinzas que devuelven energía a tu motor, soy la tienda de campaña que cobija tu ilusión,
soy el prado verde que regala su pasión, soy la estancia llena de pétalos de un hotel,
soy el diez que se esquiva cada mes, soy el bunker que la guerra te ayudó a vencer,
soy la película que no te cansas de ver, soy la baliza de un buzo,
soy la arena que invade tu cuerpo en verano, soy la lluvia que te deja sin abrigo,
soy los ligueros que te enganchan, soy la melodía de Clicqout,
soy el balanceo del barco que nunca existió, soy el interior de una chistera,
soy las páginas de una historia que olvidaste en un rincón,
Creo en los reencuentros. El destino es distinto, eso no está escrito...
Pienso en las personas que pasaron por mi vida, de las que ya no supe más. Supongo que crecemos y nuestra memoria merma recuerdos para producir otros nuevos, una pena quizás.
¿y qué será de él o de ella? ¿qué será del que en el futuro de un pasado muy lejano llegará?
Una pequeña mota de polvo y color dejamos tras nuestro paso. Se estampa cual óleo en lienzo y aún cubriéndolo, bajo él siempre estará El arte.
Te conozco en mis recuerdos de vidas que ya viví y de otras que aún me quedan por vivir. Fue entonces cuando te vi y aún no sabía que existías.
Reencuentro de una obra con su artista, Él es quien de devolverle su valor y nuevamente darlo a conocer a un mundo diferente cada vez.
Teniendo su lugar, va rotando de ciudad en ciudad, país en país, de planeta en planeta. Comparte brocha o pincel, reflejos y trazos.
Un día se parte y pierde su esencia nadie daría lo que antaño, no hay quien encuentre su mitad...
Un buen año de una vida ya vivida o que aún le queda por vivir se reencuentra con la mirada de aquellos ojos que en una tarde y una noche descubrieron poco a poco, con cuidado, El arte escondida bajo el cubierto lienzo.