Vuelvo a ser esa persona risueña y optimista que era antes.
Vuelvo a ser la traviesa inocente de mi infancia aunque con
algunos años más de experiencia en esta vida.
Vuelvo a ver todos los espectros de la luz, incluido ese parpadeo
que hace que algo en mi interior se acelere.
Vuelvo a abrir puertas y ventanas al conocimiento,
vuelvo a sentir el swing de las melodías que escucho,
a rodar carcajadas de esperanza por pasillos de una derrotada Pandora.
He descubierto la clave que hace que el viento más fuerte
no tumbe al cuerpo más ligero.
He aprendido a dejar que el mar ocupe el espacio
que siempre le ha pertenecido.
He recuperado mi rumbo y seguridad.
He vuelto a ordenar mi mundo intrínseco y extrínseco,
y ahora lo tengo todo claro.
Siento que estoy llegando al pico más alto de la montaña,
que pronto alcanzaré la cima que con tanto esfuerzo he escalado.
Ahora llegó la hora del relevo, de que otros alcancen su propia cumbre...
Gracias.
Ciudadana del mundo.
