Cábala

Suaves, saladas y húmedas

descienden por la comisura de su tronco,

rozan su corteza, por dentro,muy al fondo

donde nadie puede verlo.

Ha aprendido tanto en tan poco tiempo

que a veces se cree una anciana viviendo

entre jóvenes, entre pequeños

a los que aún les queda una vida por delante.

Este mundo le ha ofrecido todo

y ha aprovechado mucho de él...

ha comprendido la mayor enseñanza

que alguien puede adquirir en vida.

Ha comprendido lo importante que es amar.

No se trata de altruismo,

no es respeto ni confianza ni sinceridad.

Es conocerse a uno mismo,

concebir lo que guardamos

descubrir a qué nos aferramos,

dónde nos ocultamos...

No se ve, ni se cree

nace, y si lo hace ya no muere,

como las flores de Lan Caihe.

Es dormir y volver a nacer cada día

es soñar y vivir el sueño despierto,

ver lo que los ciegos ven.

Viajar a lugares desconocidos,

explorar Marte en busca de agua,

desnudar la Venus ya desnuda,

volar con las alas de Da vincci.

Tener miedo, romper barreras,

luchar alzando alto tu bandera,

comprar el vender, vender el comprar...

Vivimos días, meses y años

sin descubrir nada nuevo

y de pronto vemos una necesidad,

lo raro es que cuando la cubrimos dejamos de necesitarla.

Queremos, más consciente de lo que creemos,

que las cosas salgan como imaginamos

en el más sincero de nuestros pensamientos.

Mentimos si decimos

que no importan los defectos,

que nos gustan las imperfecciones,

que no caemos después de las lecciones.

Pero la vida pasa y no reparamos en ella,

esperamos que todo venga a nuestro hoyuelo en el árbol,

donde guardamos aquello que apreciamos

y morimos al darnos cuenta que era ella a quien guardábamos, la vida...

Gracias.

Ciudadana del mundo.